Parece mentira que después de tanto
seamos tan poco, que no consigamos pasar las páginas necesarias para un mínimo
trato cordial. Se escapa de mi entendimiento el hecho de que a día de hoy
seamos más desconocidos que el primer día, es muy triste que la persona a la
que le dedicaste tanto ni siquiera sea una persona más en tu vida, que de
repente pase a ser nadie, alguien que aunque conozcas y veas algún que otro día
no cruce más que una tímida y asustadiza mirada, que no quede nada ni del
principio de la historia. Es cierto, no hubo nada más allá, pero fuiste mi
primer amor, quieras o no, quiera o no quiera ya, fuiste ese alguien que me
enseñó o me ayudó a aprender que era el amor, que era eso que en ocasiones
mueve el mundo, eso tan maravilloso y doloroso a veces, eso que te hace volar
sin alas. No fuimos más que dos personas, que uno quiso al que no le quería
pero creo que esas cosas se superan, que eso no debe marcar la senda del
destino, que no por ello debas no ser nadie en mi vida, se supone que soy yo la
que intentó darlo todo por ti, no tiene nada de malo, de las piedras con las
que tropezamos se aprende, y se supone que yo
aprendí, y supongo que es algo que dura toda la vida, no el sentimiento
pero sí el recuerdo de lo más bonito que en su momento llegué a sentir. Y no
pasa nada, entiendo que no quieras que seamos dos personas con contacto
continuo, pero tampoco es eso lo que te pido, yo no busco que un cordial saludo
por parte de dos personas lo suficientemente maduras como para hacerlo, estamos
en edades para eso ya.
Me mentiste muchas veces pero no por eso
voy a conservar solo ese recuerdo, algo que me ha enseñado “los años”, escasos
que tengo, es que no debo quedarme con la piedra que me hizo tropezar y la
herida que me quedó de esa caída, si no
la lección de mirar atenta al suelo e intentar saltar cada pequeña piedra que
me haga vacilar entre caerme o seguir de pie, por eso te digo que no espero
nada de ti, porque he aprendido a no esperar, pero si tengo la pequeña
esperanza de que en algún momento de tu vida recapacites y vuelvas a darme la
oportunidad que me quitaste sin razón alguna;
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